BiteSized Immunology: Patógenos y Enfermedades
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una patología respiratoria diversa cuyas características incluyen la obstrucción persistente de las vías aéreas pequeñas de los pulmones, la destrucción del tejido alveolar y bronquitis crónica. Se estima que en torno a 328 millones de persona sufren EPOC por todo el mundo, aunque este número podría aumentar significativamente pronto. Se ha sugerido que esta enfermedad será la tercera causa de muerte en 2020 y se ha predicho que supondrá un 7% del total de muertes en 2030. La EPOC afecta a hombres y mujeres por igual, con un pico de aparición entre los 30 y los 40 años, disminuyendo progresivamente la calidad de vida. Esta característica tiene importantes consecuencias socioeconómicas, ya que la hospitalización de los pacientes y los costes de tratamiento son considerablemente elevados.
Los orígenes de la EPOC son principalmente ambientales, aunque se ha demostrado que existen factores genéticos que juegan un importante papel. Por ejemplo, se ha identificado la deficiencia del inhibidor de proteasa α1-antitripsina como la principal causa genética de progresión a EPOC en humanos. Fumar cigarrillos es la principal causa de desarrollar la enfermedad, mientras que la exposición a gases tóxicos ocupacionales o polvo, el uso de combustible de biomasa, polución y el estado socioeconómico del sujeto afectado pueden contribuir a desarrollar la enfermedad. La importancia de los factores ambientales en el desarrollo de EPOC se ve reflejado en la expansión de esta patología: es más prevalente en países industrializados de Europa y Norteamérica y en países en vías de desarrollo de Sudamérica y regiones del Oeste del Pacífico. Sin embargo, se trata de algo especulativo, ya que la falta de consenso en el diagnóstico y la frecuente clasificación errónea en otras enfermedades respiratorias hace complejo estimarla de forma adecuada.
Los pacientes afectados experimentan síntomas variados, cuya gravedad depende del estadio de la enfermedad. La disnea crónica progresiva (falta de aliento durante más de un mes) es la característica principal, mientras que la tos y producción de esputo se ha reportado en un tercio de los pacientes. La EPOC es bien conocida por su heterogeneidad y por ello, la limitación de las vías aéreas no siempre coincide con la falta de aliento y la producción de esputo. Además, algunos pacientes pueden presentar opresión en el pecho y sibilancias, lo que añade una capa de complejidad extra para un diagnóstico correcto. Finalmente, los pacientes sufren a veces de fatiga, pérdida de peso y anorexia, que se corresponden con exacerbaciones de la enfermedad debido a infecciones bacterianas y virales. Por lo tanto, es importante que los clínicos consideren múltiples factores para un diagnóstico correcto.
La EPOC se desencadena cuando células epiteliales bronquiales dañadas liberan mediadores proinflamatorios para reclutar leucocitos. Neutrófilos y monocitos de la sangre, así como macrófagos alveolares residentes de tejidos, son los primeros en responder, y juntos, crean un ambiente altamente inflamatorio mediante la secreción de citocinas, quimiocinas, especies reactivas de oxígeno y enzimas proteolíticas. También se han encontrado células dendríticas en los pulmones de pacientes, mientras que el papel de los eosinófilos aún no se ha determinado. La activación de la inmunidad innata provoca la activación de las células del sistema adaptativo, pero no se sabe que causa su movilización en los pulmones. Se ha propuesto que el estrés oxidativo y algunos mecanismos de autoinmunidad podrían estar involucrados, pero se requiere más investigación para contestar correctamente esta pregunta. Los linfocitos T CD4+ cooperadores se diferencian a fenotipos Th1 y Th17, mientras que los linfocitos T citotóxicos CD8+, que son los predominantes en los pulmones de los pacientes, inducen la muerte de las células epiteliales. Finalmente, algunos estudios han detectado autoanticuerpos en el fluido broncoalveolar, lo que sugiere la presencia de células B en este tejido.
A pesar de los esfuerzos combinados de la academia y la industria farmacéutica, no hay un tratamiento que revierta completamente la obstrucción de las vías aéreas. Los tratamientos actuales están centrados en aliviar los síntomas y reducir la frecuencia y gravedad de las exacerbaciones de la enfermedad. Los broncodilatadores son la primera elección como opción de mantenimiento para casos leves, mientras que la combinación de terapias con corticoesteroides se usan para atenuar la inflamación pulmonar de pacientes con casos graves y exacerbaciones. Sin embargo, el incremento observado en estudios epidemiológicos hace urgente el diseño de terapias efectivas. De hecho, actualmente se están probando distintas estrategias, algunas de las cuales están en fases tempranas en ensayos clínicos, como los inhibidores de la fosfodiesterasa, receptores de interleucina o inhibidores de señalización por quinasas.
La versión en español ha sido coordinada por Jesús Gil-Pulido, responsable de redes sociales de la Sociedad Española de Inmunología, y ha sido posible gracias a miembros de la Sociedad Española de Inmunología (https://www.inmunologia.org/index.php).
© The copyright for this work resides with the BSI.